#27 Conciliación: ¿realidad o ilusión?👶👵

Acabamos de salir de Semana Santa y puede que todavía tengas a los niños de vacaciones. Quizás los tengas apuntados a un campamento organizado por el ayuntamiento o la asociación de padres y madres. Puede que estén pasando el día con los benditos abuelos. O en el peor de los casos los tendrás corriendo por casa mientras tú teletrabajas cómo buenamente puedes. Pero bueno, si ya estamos acostumbrados a que aparezcan gatos, perros y todo tipo de mascotas en nuestras videollamadas, porque aparezca un día el niño tampoco va a pasar nada 😉 

La conciliación laboral y familiar es un concepto relativamente joven. No hace tantos años que lo «normal» era que el hombre de la casa saliera todos los días a ganarse el pan para la familia y que la mujer se quedara en casa haciendo las labores del hogar y cuidando de los niños. Seguro que muchos tenéis padres o abuelos que tenían ese estilo de vida.

Si pensamos en ello con la perspectiva actual, nos parece una auténtica locura. Y si lo piensas detenidamente, no sólo es una locura, también es un sistema muy triste para todos. Pongámonos en los zapatos de todas las partes:

• Las madres: está claro el gran sacrificio que han hecho a nivel laboral. Muchas dejaban de trabajar al casarse o tener hijos, renunciando a su independencia económica y a su derecho al trabajo.
• Los padres: a priori puede parecer que el sacrificio era menor y sin duda, a nivel laboral lo era. Pero ellos no tenían la posibilidad de pasar tiempo con sus hijos.  Hasta hace cuatro días en España sólo tenían 15 días de permiso de paternidad por el nacimiento de un hijo…
• Los niños: sentían la ausencia del padre, al que veían los fines de semana y, con suerte, un ratito antes de irse a dormir. Además, tenían que educarse en esa sociedad rígida donde los papeles estaban super definidos. Y afortunado eras si caías dentro de una «familia tradicional»; si no era así, encima tenías que aguantar a la sociedad señalándote.

Afortunadamente, esto forma parte del pasado. Hemos evolucionado como sociedad. La mujer se ha incorporado al mercado de trabajo. Existen todo tipo de familias reconocidas y aceptadas socialmente. Y las medidas de conciliación laboral, familiar y personal son un tema de preocupación y evolución constante en las esferas políticas. Pongamos como ejemplos la Ley de Familias aprobada hace unos días a nivel estatal en España o el anuncio de la apertura de colegios en días no lectivos impulsada por la Comunidad de Madrid.

Pero, ¿son estas medidas suficientes? Pues claramente no, tenemos datos que lo soportan. El índice de natalidad en países como España ha bajado drásticamente en los últimos años. También ha subido la media de edad de los padres, que buscan tener un entorno laboral estable antes de lanzarse a tener niños. Y lo más preocupante, muchas madres y padres declaran abiertamente que les hubiera gustado tener más hijos si hubiesen tenido los recursos y el tiempo necesarios para criarlos.

Está claro que tener hijos tiene un coste. Pero ese coste está sufragado fundamentalmente por las familias y principalmente por las mujeres, tal y como se apunta en el informe «El coste de la conciliación» llevado a cabo por la plataforma YO NO RENUNCIO. Según este informe, el 64% de las mujeres ha hecho algún tipo de renuncia laboral al tener hijos: cogiéndose una excedencia, reduciendo su jornada, rechanzando puestos de trabajo o incluso abandonando su trabajo.

Por tanto, todas las medidas que nos permitan aliviar esos costes son bienvenidas y nos facilitan la vida a las madres y padres. Pero, ¿y los niños? ¿estamos pensando en ellos a la hora de legislar? Pues si pensamos en que una de las alternativas que nos dan es abrir los colegios todos los días para dejarlos allí, probablemente no. Los niños necesitan pasar más tiempo con sus padres y menos en extra-escolares y campamentos. El informe «Posicionamiento Plataforma de Infancia: conciliación» recoge ideas muy interesantes sobre esto.

El tema de la conciliación no es sólo una cosa de niños. También tenemos que tener en cuenta el tiempo que necesitamos para cuidar a nuestros mayores y a las personas dependientes. La conciliación nos afecta a todos en mayor o menor medida y por eso, debemos de seguir luchando para que las empresas, el estado y la sociedad en general sigan impulsando medidas para facilitar el equilibrio entre la vida laboral, familiar y personal.

Buscar dónde vamos a dejar a los niños en vacaciones, rezar a todos los dioses para que no se pongan enfermos y tengamos que ir a buscarlos al colegio, tener miedo a pedir permiso en el trabajo para acompañar a nuestros mayores al médico… Todo esto son indicadores de que aún nos queda mucho camino por recorrer en materia de conciliación y también de igualdad. 

Esperemos que en los próximos 20 años avancemos tanto como en los últimos 20 y que lleguemos a tener una conciliación real para todos.